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Desde que el hombre ha intentado domar a los caballos, se ha valido
de diferentes ayudas para hacerse entender por estos animales.
A lo largo de todo este tiempo estas ayudas se han utilizado de
manera similar por la gran mayoría de los domadores, resultando
en todos los casos de enorme utilidad.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que el caballo no tiene
por qué entender con perfecta claridad el significado de estas ayudas,
por lo que es tarea del domador ir enseñándoselas para que responda
a ellas. Este es el principal motivo por el que resulta tan importante
que cada vez que las utilicemos lo hagamos de manera clara, realizando
movimientos tales que resulten de muy fácil asimilación para
el caballo y repetición para el jinete: tenga en cuenta que cuanto
más fácil sea su aplicación, más sencilla será su comprensión.
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En este proceso de aprendizaje no debemos de olvidarnos de la necesidad
de premiar el trabajo bien hecho para que éste sea correctamente
asimilado.
Y por supuesto resulta imprescindible tener en cuenta que cada caballo
es un individuo único, por lo que cada uno responderá de manera
diferente ante la misma ayuda.
Sin lugar a dudas uno de los principales medios que tiene el jinete
para dar estas ayudas, es a través de sus piernas
Mientras permanece sentado, el jinete deberá mantener sus
piernas quietas, en constante contacto con el cuerpo del caballo
a lo largo de una superficie lo más larga posible. En esta postura
podemos aumentar o disminuir la presión ejercida sobre los costados,
transmitiendo al caballo la orden de dirigirse hacia delante, hacia
atrás, a un lado... A continuación le explicamos cómo hacerlo:
- Pierna activa: para crear un movimiento hacia delante,
las dos piernas del jinete deberán ejercer una acción de toques
firmes sobre los costados del caballo, a la altura de la cincha.
Tenga en cuenta que aumentando la presión producirá más energía,
lo que puede traducirse en un incremento de la velocidad.
Si una pierna se encuentra retrasada detrás de la cincha y se
usa de modo activo, su efecto será el de conducir los posteriores
del caballo en la dirección opuesta, alejándose de la pierna aplicada.
- Pierna pasiva: se utiliza para reforzar la pierna activa,
especialmente a través de las espinas y sobre el círculo. Si el
caballo tiene tendencia a retorcerse en estas situaciones, se
le puede dar soporte con una pierna interior muy firme, que a
la vez puede activarle hacia delante.
Además puede ayudarle en la dirección y como refuerzo, aplicando
la pierna exterior por detrás de la cincha de un modo pasivo,
para evitar que los posteriores se salgan hacia fuera.
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